martes, 1 de mayo de 2012

Hojas secas


La memoria hace juegos de imágenes muy interesantes. Buscaba paisajes de los pintores noventaochistas cuando de golpe recordé La Regenta. Después recorde una hoja de un examen de Lengua castellana y literatura, un fragmento de la Regenta abría la prueba. Era la ciudad de Vetusta durmiendo la siesta:

La heroica ciudad dormía la siesta. El viento sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo.

Recuerdo que pensé que era uno de los textos más hermosos que me habían puesto en un examen, y me fui soñando a casa con silencio y hojas secas y nubes que canturreaban en mis oídos desde lo alto. Recuerdo que quería poder pintar con palabras tan perfectamente como lo había hecho el dueño del texto, pero ya he desistido, es un intento inútil.Luego he recordado una de las escenas cinematográficas más sencillas y hermosas que permanecen almacenadas en mi mala memoria The plastic bag en American Beauty …


Ya veis, relaciones extrañas las que hace la mente. Pero a parte de eso, no me neguéis que no es hermosa la danza del viento con el otoño y el alma.

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