Supongo que con este frío a todos se nos agría un poco el carácter. Es lo que tiene el mal tiempo: nos adormece la alegría. Hoy y por varios motivos diferentes he recordado el cuento de Andersen:
La reina de las nieves. Entre los motivos, por supuesto, están: la nieve, que al fin nos ha visitado; las rosas que me compré para alegrar el cuarto, y que espero que algún día no tenga que comprarlas sino aceptarlas como regalo; alguien que ha estado un poco helado estos días; ... y alguién que me ha preguntado por mis cuentos favoritos para leer en otro idioma.
Asique, os dejo el enlace al cuento, para que recordéis, al miraros al espejo que ningúnd duende malvado debe haceros olvidar lo buenos que sois, y por supuesto para que recordéis que después del invierno ... ¡siempre hay un verano!
Florecen en el valle las rosas,
¡Bendito seas Jesús que las haces tan hermosas!
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