Ese color tan optimista y esas formas blandas convierten a este sencillo juguete en una máquina de hacer sonrisas. Los niños juegan alegres en la bañera (debo confesar que yo jamás tuve un patito de goma, pero si una tortuga de nombre Ortensia) y los adultos, una vez acostados los crios, seguramente repasan su infancia en un relajante baño tras un día duro.
El patito de goma (famoso por ser uno de los avatares predeterminados de msn) debería ser reconocido ya como un icono clásico de la sociedad contemporánea como hito de la era del plástico y una imagen asociada a internet y sus nuevos medios para comunicarse ( aunque claro esta, en cuestión de pajaros el rey siempre será el gorrioncito azul de Twitter).
Al curioso invento hay que reconocerle además una faceta coleccionable, que se ve favorecida por lo economico que resulta adquirir uno.
Pero ... loar las curiosas cualidades de los patitos de goma no es el objetivo de este post, sino unir una vez más ( como en mi anterior entrada) publicidad y arte con un motivo en común: patos de goma.
No, la pieza artística que váis a conocer ahora, no es algo intrincadamente filosófico, ni una reflexión sobre la humanidad, ni algo profundo que intente dar sentido a nuestras inquietudes vitales, ya bastante reflexivo e intrigante es el anuncio del Seat Toledo. Arte no siempre es pensar, arte a veces es caminar por una ciudad y sorprenderse ( espero que para bien) con cosas como estas:
Podéis discutir si es arte o no, pero admitidlo: habrías dejado escapar una sonrisa grata al encontrarlo en vuestro paseo diario de camino al colegio o al trabajo.
[autor: Florentijin Hofman]
