Dicen que hoy me he levantado atizadora,
y que padezco de un borderio sin igual, asíque haciendo honor a quien lo dice …
vo y a atizar. Preparense señores:
El Centro Gallego de Madrid existe y a
la vez no existe, y la explicación no se encuentra ni en la filosofía ni en la
física cuántica. La explicación es mucho más sencilla que eso: El Centro
Gallego de Madrid está, pero vive en un mundo paralelo que no sabe proyectarse
hacia la ciudad (aunque las malas o bondadosas lenguas digan que el señor
presidente si se proyecta lo suficiente como para codearse con la flor y nata
de la sociedad madrileña)
Tras habérsele acabando el enchufe con
el señor Fraga, y por ende con la Xunta de Galicia, el Centro ha recurrido a la
asfixia económica de los socios, y la prostitución de sus salas para poder
sostenerse, de tal manera que allí mismo se imparten cursos de chapa y pintura
o se comparten centro y actividades con la sociedad filipina ( no tengo nada en
contra de los filipinos, de lo que estoy en contra es de que el centro tenga
dichas relaciones interculturales y no sepa sacarle provecho para hacerse ver).
Y es que no se puede existir solo en
nombre, hay que moverse, hay que actuar y hay, por encima de todo, que tratar
bien a los socios y los integrantes de las agrupaciones folclóricas
dependientes de este organismo. Y es que en el fondo al Centro Gallego le pasa
lo que a muchas asociaciones de este tipo, que les puede más el ego y el titulo
que cualquier otra cosa y obran a trompicones, sin fijarse unos objetivos,
creyendo que los demás pueden ir y venir al son de las mareas que ellos
marquen. Pasa aquí y ha pasado en todas las asociaciones culturales en la que
he estado.
En fin,
¡Avive el seso y despierte! ¡Aprovéchese lo que hay construido para
hacerlo brillar!
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