jueves, 10 de enero de 2013

El cerdo de pie

Vicente Risco, escritor gallego, me perdonará por haber traducido el titulo de su novela más famosa: O porco de pé, tan solo quería comprobar los malignos efectos de la tradución ( y sobretodo viniendo de unas manos inexpertas en la materia: la mia). O porco de pe, es uno de esos titulos que no se pueden olvidar, y no por que te machaquen con él desde la tierna infancia, sino por que es contundente y gráfico. Ya he comentado en más de una ocasión que una de las mejores descripciones literarias que he leido, por lo gráfica y por tanto repulsiva que me resulta, se encuentra en el interior de esta novela.

Na postguerra, D. Celidonio ascendeu de porco a marrán e chegou a ser alcalde. A parenta inflou coma o fol da gaita.[...]

Don Celidonio é gordo e artrítico. O carrolo sáelle para fóra; na calva ten unha que outra serda; ten as fazulas hipertrofiadas, da cor do magro do xamón, e tan lustrosas, que semellan que botan unto derretido; ás nádegas e o bandullo vánselle un pouco para abaixo.
O lardo rezúmalle por todo o corpo, e no vran súdao en regueiros aceitosos e en pingotas bastas, coma as que deitan os chourizos cando están no fumeiro. Así como é graxento o corpo, tamén o miolo de D. Celidonio. Se lle escachasen a testa, tiña que ser con pau-ferro e picaraña, en lugar dunha sesada había atopar un unto. Corpo e alma, tanto ten, todo é graxa e manteiga. Don Celidonio é igual por dentro ca por fóra: carne e espírito son a mesma zorza, misturada e revolta, co mesmo adubo de ourego e pemento).


Como no encuentro la traducción a castellano, que seguramente existe, tendré que hacerlo yo ... Lo siento. Traductores del mundo, perdonadme:

En la postguerra, Don Celidonio ascendio de cerdo a marrano y llegó a ser alcalde. Su parienta se infló como un fol de gaita.
Don Celidonio es gorod y artrítico. El carrillo se le sale fuera; en la calva tiene alguna que otra cerda; tiene los mofletes hipertrofiados, delo color del tocino del jamón, y tan lustrosas, que parece que hechan mantequilla derretida; sus nalgas y su barriga se le bajan un poco.
El lardo le rezumaba por todo el cuerpo, y en verano lo sudaba en regueros aceitosos y en gotonas bastas, como las que derraman los chorizos cuando se ahuman. Así como es grasiento el cuerpo, también el seso de D. Celidonio. Si se le partiese la testa, tendría que ser con barra de hierro y piqueta, y en lugar de los sesos se encontraría grasa. Cuerpo y alma, tanto da, todo es grasa y mantequilla. Don celidonio es igual por dentro que por fuera: carne y espíritu son el mismo picadillo, mezclado y revuelto, con el mismo aliño de oregano y pimiento.


Pero por si no os bastaba este fabuloso retrato, siempre podéis pasearos por la obra de Chen Wenling ...


1 comentario:

Laurasan_ dijo...

Waw asquerosamente bueno!