miércoles, 5 de septiembre de 2012

Pero nunca llegas ...


A veces imagino que estas sentado a mi lado, en el balancín del jardín, escudriñando con tus ojos marrones la pequeñez de mi barrio. A penas cinco casas lo llenan, repartidas aquí y allá en la verde esencia de los campos. No se quién eres, ni sé como te llamas, pero sé que tu corazón, aunque lejano, palpita al mismo ritmo que el mio cuando cae sobre el jardín la luz rosada del atardecer de finales de agosto. Imagino que rozas levemente mi mano, y que con ese gesto mueren miles de palabras en tus labios, no las necesitamos, comtemplamos en silencio ese gran eucalipto que crece en la encrucijada. Él, con su frondosa copa, ha estado ahí desde mi infancia, y era niño cuando mi abuela era niña. Él agitaba sus ramas cuando lo sacudían bofetadas de vendaval, y aullaba dolorido mientras poco a poco entre las nubes plomizas de la mañana iba colándose el sol, su voz entre el viento era mi canción para ir al colegio. Pienso que el universo debe ser como ese árbol, frondoso, verde, enigmático, que toda la vida se resume en sus hojas y en sus raíces, y en sus semillas. Lo contemplo y creo que miro directamente a Dios, o al universo, o a ti. Es redondo, robusto y perfecto para haber crecido solo, sin la sombra ni el abrigo de otros compañeros.  
A veces imagino, cuando los muros de la casa parecen inclinarse sobre mi, que suena el timbre y que al abrir se recorta en el umbral tu silueta. Sé que tu voz es cálida, que tu mano es firme, que tus ojos son marrones, pero no se nada más de ti. ¿O Miento?, sé que cuando apareces mi corazón si agita y una sonrisa, una de esas sonrisas que brotan desde lo más profundo del alma, enciende mis mejillas y se dibuja sobre mis labios. Tu sabes que sobre ellos hay miles de besos esperándote.
A veces te espero, sentada en mi butaca, con una taza en la mano y los ojos llenos de nostalgia. Nostalgia de recuerdos que aún no hemos fabricado juntos. A veces te espero, pero nunca llegas.
Celeiro de Mariñaos,
Agosto 2012

1 comentario:

teixeira dijo...

chegara un día de vendabal, que esten axitandose as polas de ese eucalipto, tapando os pasos de ese a quen esperas, e chegara, chamara a porta sobresaltandote, correras abrir, e ali estara el pa recibir os bicos, que debes darlle, por que o teu gran corazón si o merece,chegara claro que chegara, sin facer ruido, entrara no teu corazón.