lunes, 23 de abril de 2012

Turismo de lo abandonado.


Hace unos cuantos años se puso de moda el necroturismo, y ahora que ya hemos admitido que esos lugares de descanso tienen también cosas bellas que ofrecernos, se abre un nuevo camino para el turismo silencioso y diferente. El turismo de lo abandonado.
Aquí y allá se extienden por nuestra geografía edificaciones, sobretodo de carácter industríal totalmente abandonadas, cayéndose a pedazos o siendo nido de gatos en celo. Esqueletos de un tiempo diferente que se han quedado totalmente obsoletos. Hay unos cuantos atrevidos que armados con cámaras los asaltan tácitamente de vez en cuando. Si os gusta la adrenalina pero no bajar rápidos de un río o hacer puenting, esta podría ser vuestra nueva afición. Combinar lo bello de un tiempo pasado, con la morbosidad del allanamiento tiene que ser un buen cóctel.
Los enamorados de la fotografía tienen en esta clase de lugares un oasis por descubrir. Los enamorados del arte formas de familiaridad oculta o lejana. O los preocupados por el patrimonio una forma directa para conocer el estado del mismo y dejar que les asalten las lágrimas ( aunque para esto baste con abrir el periódico o poner el telediario todos los días).
Bueno, si alguno de vosotros se anima, debería seguir cuatro normas básicas:
1.       Entrar sin ser vistos.
2.       No dejar rastro.
3.       No levarse nada.
4.       No revelar la ubicación del lugar.
5.       No modificar el estado de esos lugares
6.       No entrar si se advierte peligro.



He aquí un ejemplo:

1 comentario:

Suso F. Acevedo dijo...

Vaia!
Se cadra ese é o futuro de Galicia: o necroturismo.
O abandono no que estamos inmersos pode propiciar co tempo un obxectivo de nivel descomunal para os necroturistas.